Comentario
Es mucho lo que se desconoce acerca del origen del reino de Mitanni. Los hurritas, el elemento poblacional en el que se basó, probablemente aparecieron en la región a partir de la segunda mitad del II milenio, procedentes de Armenia y el noreste del Cáucaso. Su idioma, ni semítico ni indoeuropeo, ha sido relacionado con el urarteo, aunque algunas palabras y nombres de gobernantes señalan en la dirección del indoario.
En el siglo XVI a.C. varios pequeños estados hurritas situados al oeste de Assur y en el norte de Siria se unifican bajo un mismo gobierno, aunque es poco más lo que se sabe. Su capital, Washukani, sigue sin ser hallada en la actualidad, y se carece en gran medida de documentos hurritas.
Con el paso del tiempo, el reino hurrita de Mitanni estuvo en disposición de competir con Asiria, que se encontraba en decadencia, así como con el débil Imperio hitita. En el siglo XV a.C. el monarca Parratarna tomó Halep (Aleppo) y sustrajo a los hititas el control sobre una extensa zona en el norte de Siria hasta el Mediterráneo. Saushatar, uno de sus sucesores, logró tomar Assur y pudo extenderse al este del Tigris.
La agresiva política expansionista de Mitanni, sin embargo, se vio frenada momentáneamente por la competencia egipcia. El faraón Tutmosis III, quien había fijado su vista en Siria, logró detener a los hurritas, aunque a finales del siglo XV a.C. se produce una distensión entre ambos Estados -gracias, sobre todo, a la ascensión del Imperio hitita-, plasmada en la correspondencia, en los intercambios matrimoniales a cambio de oro o en el envío en dos ocasiones de la efigie de la diosas Ishtar asiria para curar al enfermo Amenofis III.
La caída de Mitanni se produjo, una vez más, por causas externas. Los hititas de Suppiluliuma consiguieron medrar a costa de Mitanni: primero le sustrajeron Siria, gracias al enfriamiento de las relaciones entre el rey hurrita Tushrata y el faraón egipcio Amenofis IV; después cayeron sobre la capital, Washukani, que acabó por derrumbarse de manera definitiva.